Es un dispositivo de disipación de energía desarrollado para proteger estanques de apoyo continuo durante eventos sísmicos de gran intensidad mediante la concentración del daño en dispositivos metálicos que permiten disipar la energía de manera controlada.
En su configuración estándar aplicado a estanques de apoyo continuo, se deben ubicar los disipadores distribuidos homogéneamente en la periferia de la base de la estructura funcionando como verdaderos “fusibles sísmicos”, donde se concentra el daño, y así, evaluar después de un sismo si es necesario reemplazarlos o no.